Ante el auge que está teniendo esta nueva modalidad para enfrentar
la crisis actual, hemos preparado un dossier con distintos datos
obtenidos de los medios locales.
No sólo se han sumado a esta modalidad los barrios más "chic" de
Buenos Aires, sino que la idea también se ha "exportado" a Chile,
donde ya abrieron los primeros clubes. Río de Janeiro creó un proyecto
similar. Uruguay también las adoptó. Meses atrás, el New York Times
le dedicó un artículo en su edición dominical, la BBC acaba de producir
un video y periodistas de Italia, Francia y España ver:http://www.eirelink.com/trueque/) han viajado al
país para conocerlo.
El trueque se volvió imparable. En San Luis se vendió un terreno
de 270.000 pesos con 270.080 créditos, la moneda del sistema. Con
créditos se puede veranear, construir una casa, adquirir un auto
usado, ir al teatro o ver un recital. En los últimos días se inauguraron
una oficina de salvataje de pymes a través del trueque y la primera
prepaga en la cual tanto los médicos como las consultas se abonan
con créditos. El volumen de circulante esta cercano a los 40 millones.
Los organizadores están estudiando imprimir los billetes en la Casa
de Moneda. Ingenios, molinos y otras grandes corporaciones están
evaluando su incorporación a esta economía paralela e informal que
no usa pesos ni dólares. "Somos la tercera moneda", dice sin dudar
Horacio Covas, uno de sus ideólogos. Pero no sólo los números del
trueque asombran. Más aún la alegría de quienes lo practican: son
los únicos optimistas en esta Argentina acorralada, de piquetes
y cacerolas.
Un poco de historia
El primer club del trueque nació seis años atrás como un laboratorio
social con menos de treinta personas. Hoy son más de medio millón
los asociados y se multiplican como hongos: cada día se abren unas
treinta nuevas ferias o nodos a lo largo del país, una cifra que
poco tiempo atrás era un promedio mensual. Ya hay más de 4500, desde
Tierra del Fuego hasta Misiones. Se calcula que unos 3 millones
de argentinos están directa o indirectamente vinculados al sistema,
aunque no hay publicidad y se difunde boca a boca.
Sobre su escritorio, Covas tiene un listado con los pedidos de circulante
que le llegaron a lo largo del día desde distintos puntos del país.
Hace la suma y anuncia con cierto orgullo: "Necesito enviarle. 840.000
créditos mañana. A razón de 50 créditos por nuevo asociado, quiere
decir que ayer se sumaron al sistema 16.800 personas". Su oficina
está en la Bernalesa, una fábrica de Bernal que dejó de ser tal
y ahora su predio es sede del primer club del trueque del país que
abrió en 1995 y hoy funciona tres veces por semana y reúne a más
de 15.000 prosumidores, como se llaman los asociados. "Lejos del
intercambio de empanadas por pulóveres, buscamos un modelo superador.
Ya estamos construyendo viviendas de madera con un convenio marco
con la Facultad de Arquitectura de la UBA'', destaca Covas.
Medicina
No es la única novedad de esté sistema que nació "para mostrar al
mundo que se puede humanizar la economía y se puede tener una moneda
sin inflación", según palabras de Covas. El 7 de enero comenzó a
funcionar la prepaga del Programa de Autosuficiencia Regional -nombre
formal del sistema-con consultorios externos en una clínica de la
localidad bonaerense de Claypole que había cerrado en 1999. "Hicimos
todas las remodelaciones con créditos. Todos los médicos cobran
en créditos, igual que el personal administrativo y de seguridad
de la clínica. También la medicación la conseguimos en créditos",
detalló a Página/12 Alba Fernández, directora administrativa del
centro de salud. La directora médica es Elena Lucena, jefa de Vías
Urinarias del Hospital Finocchietto, de Avellaneda. Con promotoras
y volantes en los nodos, empezaron a afiliar prosumidores: ya tienen
150 socios.
Cada grupo familiar-independientemente de la cantidad de miembros-
paga 10 créditos y 2 pesos por mes y 20 créditos la consulta. "Cobramos
pesos porque hay gastos fijos como la luz y el teléfono que no podemos
pagarlos con créditos", explicó Alba, que se dedica a conseguir
medicamentos en los nodos. Cada médico se queda con el 70 por ciento
de la consulta y el 30 por ciento restante queda para la clínica.
El centro médico cuenta con diversidad de especialidades: desde
cardiología, ginecología y pediatría hasta kinesiología, nefrología
y traumatología. También servicio de rayos, ecografías y electrocardiografías.
Pymes
La medicina no es la única rama nueva del sistema. En el edificio
de la Bernalesa se abrió la oficina de Trueque Pyme para proponer
estrategias de salvataje a empresas que están con la soga al cuello.
La prueba piloto de pymes la están haciendo con la fábrica Lourdes,
productora de conservas y dulces de San Rafael, de Mendoza, pero
ya tienen un listado que supera la docena de pequeños y medianos
empresarios que no tienen cómo pagar salarios, están en convocatoria
de acreedores, o a punto de cerrar, y que están analizando las posibilidades
de incorporarse al trueque como alternativa para superar la crisis.
Los esperaría un mercado de unos 3 millones de consumidores y una
red con 4500 puntos de distribución a lo largo y a lo ancho de todas
las provincias. La mayoría de los empresarios en apuros llegó a
la Bernalesa a sugerencia de sus propios empleados, que vieron en
la posibilidad de cobrar en créditos una especie de tiquet canasta
que les permitiría subsistir.
Según precisó Víctor Solmi, un empresario de San Pedro, impulsor
de Trueque Pyme, la fábrica Lourdes llegó a tener 30 empleados.
Ahora estaba parada hacía varios meses, viniéndose abajo, con la
caldera rota. El dueño no tenía un peso para cosechar sus duraznos
y por el precio de la fruta -0,03 pesos el kilo-no le resultaba
rentable levantarla. "Le otorgamos un préstamo en créditos. Con
créditos le conseguimos una caldera y pudo pintar y arreglar los
techos. Ahora va a cosechar con desocupados anónimos (una bolsa
de trabajo del club de trueque). La idea es que pague el préstamo
con productos. La mercadería se lleva a los nodos y así se recuperan
los créditos del préstamo", detalló Solmi. En realidad, la empresa
familiar de los Solmi, que comercializa motos, topadoras y motoniveladoras,
se vinculó al trueque 12 años atrás cuando en medio de la Perestroika
armó un sistema de intercambio con compañías rusas, por el cual
les enviaban productos alimentarios y recibían tractores.
¿La tercera moneda?
"Somos la tercera moneda", afirma Covas. Para dar una idea de la
fuerza de los créditos, Rubén Rayera, otro de los fundadores, dice
que acaba de llegar de Corrientes donde el tiquet trueque "se acepta
más que el bono provincial Secacorp".
Hasta ahora, el talón de Aquiles del sistema han sido el azúcar,
el aceite y la harina, materias primas que no se consiguen en los
nodos y que obliga a los prosumidores que las necesitan para sus
manufacturas a pagarlas con pesos en el mercado formal. Sin embargo,
sería inminente la incorporación a los clubes de trueque de las
grandes corporaciones, según anuncia Ravera. Ha tenido varios contactos
con la principal productora de yerba mate del país, con ingenios
y molinos, y afirma que tienen intención de entrar. Actualmente
el volumen de circulante ronda los 40 millones.
Comprar un auto usado, construir una casa completa, ir al odontólogo,
a la peluquería, hacer un curso de marketing, de computación o aprender
inglés, francés o portugués: las posibilidades de compra con créditos
ya son infinitas.
Sin fichas no hay juego
Cualquier juego de mesa empieza por el reparto de fichas, piezas
o barajas. Sino no hay juego. Con la economía pasa lo mismo. Y si
un gran problema de la convertibilidad fue que, desde que empezó
la salida de capitales, provocó una creciente escasez de fichas
(es decir, dinero. medios de pago), el corralito confiscó gran parte
de esas piezas imprescindibles para seguir jugando a la economía.
La respuesta espontánea de una sociedad que necesita continuar el
juego para sobrevivir consistió en multiplicar los clubes de truque
v sus ferias o nodo, que son el marketplace, la plaza (el mercado
del sistema). Pero corno la permuta es poco práctica, el mecanismo
empezó a emitir sus propias monedas, con lo que el canje dejó de
ser tal.
La circulación de Créditos (CR$) -el medio de pago de los clubes-
equivale hoy al 0,4 por ciento de la circulación monetaria (pesos),
pero su expansión es muy veloz. En principio, la emisión de CR$
obedece a un criterio muy simple: la entrega de cierta cantidad
inicial a cada nuevo asociado o prosumidor (suma de productor y
consumidor). De esta manera se mantendría estable en el tiempo el
circulante de CR$ per cápita, considerando como "población" a los
adherentes. ¿Podría haber inflación en CR$? Sí, y por dos vías.
Una, si se quiebra la regla de emisión y se empapela el sistema.
Dos, si se mantiene la paridad 1 a 1 con el peso y comienza a "importarse",
hacia dentro del entramado de clubes, la inflación que ya despunta
en pesos.
Otro fenómeno probable será la acumulación de CR$ en manos de los
prosumidores excedentarios, que vendan más de lo que compren. "No
comenzarán a ofrecer préstamos en CRS, cobrando un interés" En ese
momento se convertirían también en inversores, o incluso en meros
rentistas. Más arriba nombramos una operación inmobiliaria por 270.000
CR$. ¿Cómo pudo alguien acumular tantos?"
Una cuestión no menor es la del intercambio del sistema con el resto
de la economía, a la que debe comprarle equipamientos e insumo.
a menos que incorpore a sus proveedores (vale decir, que éstos acepten
cobrar en CR$). Pero aquí se acentúa un problema crucial: el negreo.
Si el sistema no paga impuestos al Estado (ni al nacional, ni al
provincial ni al comunal), cualquier persona o empresa que ingresa
a él pasa a la clandestinidad tributaria. ¿Por qué será que en la
Argentina la única forma de lograr lo mínimo para subsistir consista
en sumergirse?
El germen de la generación industrial
"Es un sistema monetario paralelo. Sin dólares, ahora podríamos
hablar de una segunda moneda. Los créditos están supliendo la falta
de circulante. Así, la sociedad está asumiendo uno de los roles
del Estado que es la emisión monetaria", analiza el economista e
historiador Guillermo Vitelli, sorprendido por el crecimiento del
trueque. Para el investigador del Conicet, autor de Los dos siglos
de da Argentina. Historia económica comparada (Pendergast), el sistema
puede ser el espacio para "el germen de la generación industrial"
en el marco de la recesión y el desempleo.
-¿Qué impacto puede tener este crecimiento
de una economía informal tan extendida?
-Tiene impactos positivos y negativos. Hasta tanto la economía argentina
no se recupere de esta crisis, lo que va a llegar muchísimo tiempo,
puede ser el espacio para la generación industrial, el espacio para
el germen de una empresa pyme, del mismo modo que en Estados Unidos
un señor panzón empezó haciendo hamburguesas y se convirtió en la
cadena McDonald's.
-La gente come, tiene educación, recibe salud y tiene acceso a cierto
consumo
-No sé si salir, porque la recesión es de una magnitud macro muy
grande, pero sí generar espacios laborales. Lo macro es la suma
de lo micro. Lo más probable es que sea un paliativo.
Empresaria de trueque
La primera vez que María de los Angeles Kelez fue a una feria de
trueque ofreció fideos. Hoy gerencia una pequeña empresa de catering
para fiestas que le permite a su familia gozar de un estándar de
vida de más de 4000 pesos al mes, aunque, en la práctica, no ingresan
en la casa más de 300. Sus tres hijos aprenden inglés y la mayor,
además, portugués. Tiene empleada doméstica todos los días y también
jardinero. Todo lo paga con créditos, la moneda de los clubes de
trueque. "Ahora vamos a salir a ofrecer el servicio para fiestas
chiquitas en el mercado formal", anuncia, con entusiasmo.
María de los Angeles (43) estudió seis años Medicina, pero nunca
terminó la carrera. Su esposo, Oscar Borroni (44), fue gerente de
una petrolera. En 1992 decidieron abrir una agencia de miniturismo
y remises que les permitió un buen pasar hasta que en 1999 la recesión
los obligó a cerrar y de un día para otro quedaron en la lona. "Con
el trueque nos encontramos por casualidad", recuerda la mujer. Un
día llamó a su casa, en Bernal, una señora que pidió un remise y
preguntó si podía pagar con créditos. "Yo le dije que sí. Total
-pensé- en algún momento lo voy a cobrar, y aunque ya no teníamos
choferes, me venía bárbaro que el viaje lo hiciera mi marido. Estaba
deprimido y así, al menos, iba a salir de la cama". Pero Oscar volvió
del viaje hecho una furia.
Lo único que le dijo la mujer es que el sábado fueran con estos
"cartoncitos" a la Bernalesa. Y para allí marcharon. En el predio
de la antigua fábrica de Bernal se encontraron con una gran feria.
La semana siguiente el matrimonio regresó a la Bernalesa con un
montón de fideos recién amasados. "Fuimos, vendimos y volvimos con
una pilita de créditos".
Como amasar los fideos les resultó muy trabajoso, María de los Angeles
hizo un estudio de mercado, y vió que podía funcionar la venta de
flanes individuales. Se lanzaron a elaborarlos. "Fabricábamos 380
flanes por día. Ibamos a varios nodos y los vendíamos. A 2 créditos
cada postrecito, juntábamos 760 créditos por jornada. Nada mal",
comentó María de los Angeles. Después, empezó a preparar comida
salada (pollo al champignon, lasagña, canapés) y a contactarse con
otros productores.
De pronto, tuvo en sus manos el germen de una empresa de catering.
Ahora, Sabores del Sur, el nombre de la compañía, ofrece servicio
de lunch para fiestas, que incluye vajilla, mantelería, arreglos
florales, animación, a pagar en créditos. María de los Angeles no
se encarga de todo: en la pyme están asociados 32 productores.
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