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Psicología y martirio
Un estudio preliminar sobre las capitulaciones martiriales y la cláusula de excepción
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Parte 1 - Parte 2
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-La diputada Farizzano reafirmó la posición peronista: “Modificar o derogar una ley, igualmente, significa adaptar la legislación a las exigencias de los tiempos y al clamor del pueblo”.  [11]

-El último orador fue el diputado peronista Dr. Bustos Fierro, quien en 1947 votó la ley de enseñanza religiosa; “se dedicó a atacar a lo opositores, a los que calificó que “antes eran comecuras y ahora son cristeros” y protestó contra “la malicia de las fábricas de patrañas”.  [12]

Los obispos argentinos, sostuvieron en una pastoral del 13 de julio de 1955: “El 11 de marzo de 1955 el Senado derogó la Enseñanza Religiosa y el día 13 la Cámara de Diputados convirtió en Ley la supresión de la Ley 12.978 que fue promesa y bandera del programa con que el Partido Peronista solicitó los votos del electorado; siendo por cierto que la aplicación de la misma, en la práctica, fue confirmada, como un plebiscito casi unánime de las familias argentinas y por la asistencia media de más del noventa por ciento de los alumnos a las clases de Religión... Nuestro deber ahora es dejar constancia que el Episcopado Argentino no pidió a la Revolución la Enseñanza Religiosa, ella vino porque entre las aspiraciones profundas que emergían del pueblo argentino, estaban en primer término, y porque los católicos que fueron a la Revolución la exigieron; dejar constancia que el Episcopado Argentino y nuestro pueblo no recibieron como don gratuito la enseñanza, sino como la recuperación del libre ejercicio a un derecho inalienable de las familias argentinas y de la Iglesia Católica a la educación cristiana de sus hijos, que el Estado no tiene derecho a suprimir cuando quiere y como quiere sin evidente injusticia y perjuicio grave en la formación espiritual y moral de las conciencias”. [13]

En tal sentido sintetizaba Rottjer: “En su carta pastoral del 13 de julio de 1955, los obispos argentinos pudieron afirmar con razón que la aplicación de la ley (de enseñanza religiosa) fue confirmada en la práctica  (de once años de vigencia) como un plebiscito casi unánime de las familias argentinas, y por la asistencia media de más del noventa por ciento de los alumnos a las clases de Religión”. [14]

La oposición clerical comenzó a esgrimir el argumento de que Perón al implantar, primero, la Enseñanza Religiosa, y al suprimirla después, había borrado con el codo, lo que había escrito con la mano. En tal sentido señala Pedro Badanelli: “(...) Naturalmente que al General Perón no se le pudo ocurrir jamás que los Obispos y los Curas fuesen los encargados de moldear, a su exclusivo gusto y criterio, las mentes juveniles de la novísima Argentina. (...) Pero, naturalmente, tampoco se le pudo ocurrir al General Perón, moldear las juventudes prescindiendo de su formación espiritual y moral. En miles de oportunidades lo ha dicho y repetido: que su gran preocupación es formar jóvenes sanos, tanto de cuerpos como de almas”. [15]

Más adelante clarifica esta aparente ambigüedad:  “Por lo tanto, el pensamiento original del General Perón no pasó nunca de lo que lógicamente pudo ni debió pasar: de un magnífico deseo de que en la formación integral de las juventudes, tanto masculinas como femeninas, no faltase el “granito de sal” evangélico de una adecuada formación, sobre todo rectora y consejera. Y subrayo lo de rectora y consejera puesto que la formación doctrinal se impartía ya en los catecismos parroquiales, y en las propias iglesias”. [16]

- Inasistencia del Presidente de la Nación al Tedeum del 25 de mayo –por primera vez en la historia-

- Fiesta de Corpus Christi –jueves 9 de junio-, declarado como día laborable por decreto, lo que obligó a trasladar la Procesión al sábado 11 a las 15:30 hs, con una multitudinaria asistencia; Suspensión de los actos religiosos fuera de los templos (Disposición del Ministerio del Interior, 12-06-1955); Valientemente expresó la Verdad de lo que se vivía en esos momentos de tensión, el Arzobispo de Santa Fe, Mons. Fasolino, en carta al Dr. Jerónimo Remorino, entonces Ministro de Relaciones Exteriores y Culto: “…; se admite el 17 de octubre en homenaje al triunfo del Excmo. Sr. Presidente y se relega la fiesta de Corpus Christi, cuando se le rinde a Cristo, entre nosotros, el homenaje mundial y triunfal de los católicos y de las Naciones Católicas…”

- Persecución, detención, encarcelamiento y trato desconsiderado hacia monseñores, sacerdotes y laicos católicos –que se resistieron al asalto a la Catedral el 12 de junio-; especialmente los casos de Mons. Ramón Novoa, Obispo auxiliar de Buenos Aires, y Mons. Manuel Tato, Canónigo de la Iglesia Catedral, quienes son exonerados de sus cargos (Decreto del PEN del 14-06-1955), luego expulsados y embarcados en un avión con rumbo desconocido (15-06-1955).

Enterado Su Santidad Pío XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello; el 15 de junio de 1955, la Sagrada Congregación Consistorial excomulgaba “de jure” al Gral. Perón, por decreto firmado por el Cardenal Adeodato Piazza. No obstante, se produce la detención y encarcelamiento de Monseñor de Andrea.

En la tarde del 16 de junio, el odio contra la Religión Católica corre por la ciudad de Buenos Aires con mayor virulencia, perversidad, cinismo y apostasía, de la mano de aliancistas-cegetistas-movimientistas-forajidos, produciendo el asalto, quema, profanación y sacrilegio de Iglesias, a la vista e inactividad cómplice de la Policía y de los bomberos, que les decían “¡Salgan pronto muchachos!”,con apoyo de personal y camiones de la empresa Quilmes, de la empresa estatal YPF, de la Fundación Eva Perón y del Ministerio de Salud Pública…; el saldo maquiavélico de la jornada: bancos amontonados que arden en forma de pira incendiaria; sacristías completamente destruidas, tabernáculos abiertos a hachazos, altares despojados, aras consagradas sacadas de sus huecos, copones llenos de hostias consagradas lanzados por los aires, robo de ornamentos y gran cantidad de imágenes sagradas y crucifijos -todas mutiladas y despedazadas-, tiradas en la vereda y en la calle.

El Palacio Arzobispal y ocho Iglesias: “San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicolás de Bari, Nuestra Señora de Las Victorias y la Capilla San Roque, son asaltadas, profanadas, saqueadas e incendiadas”; simultáneamente, hechos similares se producían en Bahía Blanca, Tucumán, la Plata y Azul.

Los Padres Redentoristas de Las Victorias tocan las campanas de su iglesia para pedir auxilio; dicha congregación sufre la golpiza –previa absolución dada por Mons. Caggiano-, y muerte –después de varios días de agonía, de uno de sus miembros, “el primer mártir de la persecución religiosa en nuestra patria”: el Rvdo. P. Jacobo Wagner, C.SS.R., tal como lo señalara al término del funeral, Mons. Franceschi. El 17 de junio, Mons. De Andrea entra en la cárcel de Villa Devoto. En el Cuadro Nº 1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuentan el Rvdo. P. Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador, el Rvdo. P. Virgilio Filippo y el Obispo de la diócesis de San Nicolás, Mons. Silvio Martínez, quién ha sido detenido con los Agustinos; en una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Mons. Gustavo J. Franceschi.

La reacción del Vaticano no se hizo esperar; el texto de la excomunión de Perón y otros, el 16 de junio de 1955, dice:

“Cun postremis hisce temporibus in Republica Argentina multismodis in Ecclesiae iura invasum sit et im ipsas ecclesiasticas personas sitimpetitum; novissime quidan nedum manus iniicere in Excmum P.D. Emmanuelem Tato, Episcopum titularem Aulonensem, Auxiliarem et Vicarium Generalem archidioecesis Bonaërensis, sed et Ollum ab exercitio suae jurisdictionis impedire et ab ipsa Dictione Argentina expellere ausi sint, Sacra Congregatio Consistorialis declarat ac monet eos omnes qui huiiusmodi delicta petraverunt, sive mandantescuiuscumque generis et gradus, sive complices quos praefata delicta sua natura postularunt, sive illos qui ad delictorum consummationem latae sententiae epeciali modo Apostolicae Sedi reservatam, ad tramitem cann, 2343 s 3, 2334 n. 2, 2209 s 1.2. 3 C. I. C., contraxisse ceterasque poen as pro qualitate delinquetium incurrisse, ad normam sacrorum canonum.

Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis Consistorialis, die 16 Iunii 1955  Fr. A. I. Card. Piazza, Ep Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto, Adsessor”.

“El texto de la excomunión, originado en la Sagrada Congregación Consistorial y datado en Roma, con la firma del secretario del organismo vaticano, Cardenal Adeodato Piazza y el del asesor de la misma congregación, Monseñor Giuseppe Ferretto, se refería a la acción de “poner manos violentas” sobre la persona de un obispo e impedir el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica”.

Asimismo se va haciendo popular un Nuevo Himno Nacional, de profundidad religiosa [17] :

“Oíd mortales el grito angustiado : Tiranía, traición, deslealtad : Oíd el ruido de rotos ideales : Ved en trono a la vil impiedad : Ya su trono de sombras alzaron : Las potencias unidas del mal : Y los buenos del mundo responden : Para el pueblo argentino ¡Piedad!

De los nuevos tiranos los rostros : Ya la máscara no ha de encubrir : La impiedad ha hecho nido en sus pechos : Y no pueden su farsa seguir : Se conmueven los huesos sagrados : De Belgrano y el Gran Capitán : Y al mirar el estrago estos héroes : En sus tumbas parecen llorar

A vosotros se atreve Prelados : El orgullo de un hombre mordaz : Que pretende con leyes impías : Vuestra santa misión condenar : Más los fieles que unidos juramos : Vuestra causa inmortal defender : A esos lobos vestidos de ovejas : Fuertes pechos sabrán oponer

El cristiano valiente a las armas : Corre ardiendo con brío y valor : Su clarín es la voz de la Iglesia : Y su espada la Cruz del Señor : Sólo Cristo es el Dios de la Patria : Sólo Cristo es su Rey inmortal : Y es tan solo su madre bendita : De esta tierra la Virgen sin par

La victoria final es segura : Veinte siglos no pueden temblar : Ante el vano y efímero grito : Del más firme poder terrenal : Ya hemos visto a través de los tiempos : Mil tiranos del trono bajar : Y en sus frentes marcada la infamia : Que ellos mismos quisieron lanzar : Desde un polo hasta el otro resuena : De la Iglesia la voz inmortal : de la Patria afligida es consuelo : y en las almas turbadas la paz : Ya su trono de luces alzaron : Los Prelados con su autoridad : Y los fieles se aprestan por Cristo : Por la Iglesia y la Patria a luchar

Sean eternos los laureles : Que logramos conseguir : Coronados de cruces vivamos : O juremos por Cristo morir”.

A cincuenta años de dicha afrenta y persecución religiosa hacia la Religión Católica, Apostólica y Romana, a sus Templos, a sus Pastores y grey, “primera y única en la historia de nuestra Patria” –de Tradición castellano-hispano-católico-mariana-, vayan nuestras sinceras oraciones para que encuentren paz los que movidos por el odio y la ceguera del corazón –de pensamiento, palabra, obra u omisión-, llevaron adelante aquella funesta y sacrílega acción, verdadera orgía demoníaca de fuego y de robo, y por aquellos que fieles a la Fe, llevaron con Amor la Santa Cruz en el calvario de esos días aciagos para Dios y la Patria.

En tal sentido, el Rvdo. P. Alfredo Sánchez Gamarra, C. SS R. expresó: “¡Jacobo Wagner! Tu sacrificio no fue estéril. Grano de trigo enterrado en el surco de la tumba, contribuiste sin saberlo cuando caías, a la germinación de la victoria que hoy contemplas desde el cielo”.

 Como católicos, debemos apoyarnos y guiar nuestros pasos teniendo presentes las sabias palabras evangélicas: «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. Mateo 5: 43 – 48.

Vayan como cierre las sabias palabras pronunciadas en el sermón de la Hora Santa previa a la misa de medianoche, el 11 de junio de 1955, en la Basílica del Santísimo Sacramento, por el Rvdo. P. Iñaqui de Aspiazu, que hoy siguen teniendo la misma vigencia, claridad y fuerza: “Yo os digo que nunca un pueblo es tan grande como cuando está de rodillas ante Dios, y nunca es tan pequeño como cuando se postra de rodillas ante un hombre”.

2. Capitulaciones martiriales.

La Iglesia Católica es carisma y comunidad de creyentes y su misión es evangelizadora, son los aspectos más fundamentales para definir lo que fue en su constitución y lo que debe seguir siendo, así lo entendieron los mismos cristianos desde el principio.

Carisma (¨jaris¨, ¨jarisma¨ = don de Dios, gracia, gratuidad) : sabemos la importancia que da San Pablo en sus cartas a los carismas diversos entre sí y necesarios (1ª Cor., 12-24; Rom., 13; Ef., 5), entre ellos se sitúa el ministerio apostólico, cuya función, lejos de suponer una oposición a los demás carismas o vocaciones, tiende a verificar su autenticidad y coordinarlos en orden a la comunidad.

Comunidad (¨Koinonía¨en la Biblia): hoy muy extendida y compleja, se integra de miembros iguales en su dignidad, derechos y responsabilidades, necesita de una autoridad social y jurídica, y que debe ejercerse con espíritu evangélico de servicio y fraternal (Mc., 10, 42-45; Lc., 22, 24-27) en su misión.

El Espíritu Santo de Dios que ha congregado a la Iglesia en una asamblea santa actúa de todo corazón (Jn., 3,8; 1,9), y en su vocación o carisma de servicio a los demás no puede cerrarse sobre sí misma, nunca concibió al grupo al que pertenece y que se iba reuniendo a su alrededor como algo distanciado del pueblo, sino como un grupo misionero.

El espíritu de Jesús y de la Iglesia necesita estar cerca de todos los hombres, culturas y razas, no puede circunscribirse a ningún ámbito exclusivo sino enriquecerse de todas las aportaciones, ha de lograr que ningún pueblo la sienta ajena o lejana, y no puede quedar al margen.
La Iglesia de los primeros cristianos entendida como el ¨pueblo de Dios¨, heredera de la tradición judía, ya llamaría ¨laico¨ (de ¨laos¨ = pueblo) a los miembros de su comunidad de creyentes, y este sería su símbolo de identidad, y que ha adoptado con los siglos el significado de ¨secular¨
( = seglar) porque ha permanecido en el tiempo.

Así como el término “martirio” designa el testimonio veraz, y el “mártir” es su testigo fiel, el concepto que define la audaz confesión de la fe en palabras del P. José M ª Iraburu es la “parresía”, el valiente e intrépido testimonio de la verdad arriesgando la propia vida por fidelidad al Evangelio.

La “parresía” ya aparece en los escritos del Nuevo Testamento, en los Textos Juánicos y las Cartas Paulinas, en  los Hechos de los Apóstoles, etc ... es hablar con absoluta libertad sin temor a los hombres que pueden arrebatar su vida por contrariar sus deseos o afirmaciones, sin tratar de conservar su integridad física mientras defiende sus principios morales, sacrificar su vida por unos elevados ideales, etc ...

Los textos de San Juan hablan del Verbo de Dios en el IV Evangelio y en sus epístolas, describiendo a un Jesús de Nazareth, en público que no teme a nadie (Jn. 7,26; 18,20; 1Jn. 2,28; 3,21; 4,17; 5,14...) que no se esconde, ni trata de guardar su vida. La cartas de San Pablo nos comunican el espíritu fiel del mensajero con osada gallardía (Ef. 6,19-20; Flp 1,20; 1Tes 2,2; 1Tim 3,13; Heb 3,6; 10,35; Col. 2,15: ...). Los Hechos de los Apóstoles con fortaleza de espíritu y franca osadía dan testimonio de su fe en Jesucristo (Hech. 4, 13 - 33; 9, 27).

Las capitulaciones martiriales son el acto supremo de sacrificio u oblación pura que rinde culto a la fe que ha dado sentido a toda una existencia hasta el extremo de la valerosa entrega de la propia vida para dar su testimonio a mayor gloria de Dios, con plena libertad de decisión y total autonomía de criterio, responsabilidad de sus actos y disposición de sus facultades mentales, es un don de gracia y fuerza del espíritu que no se doblega ante los hombres.

La condición de persecución sufrida por "odium fidei" (1), la confesión de la fe (2) y la muerte del mártir (3),  son los tres aspectos que definen las capitulaciones martiriales.

3. Testamento espiritual.

Por capitulación martirial se entiende el testamento espiritual que sirve al testimonio del mártir para que sus depositarios reciban los valores de 
su fe, adquiriendo pleno sentido la máxima de Tertuliano que en el año 197 d. J.C. en su Apologeticum (50) describe como: “La sangre de los
mártires es semilla de los cristianos”.

Sin embargo, y desde nuestro punto de vista si nos atenemos a la tesis desarrollada sobre Psicología del Martirio, por la que partimos de la circunstancia de que la disposición de la víctima a sufrir un acto martirial depende de su voluntad de rehusar al mandato de renuncia que le impone su victimario, así como de la existencia de un acto homicida que persigue el crimen de la víctima por mandato a la voluntad del victimario que pretende consumar con la realización de un asesinato.

En consecuencia, e independientemente de que se culmine o no el acto de dar muerte al mártir, se trata de un acto intrínsecamente homicida, que termina en un acto criminal consumado y/o en un asesinato frustrado según las circunstancias, y que puntualizamos dependerá del acto intrínseco del victimario que persigue en ambos casos, consumado o frustrado, el homicidio de su víctima.

Lo cual, nos conduce a reforzar la tesis de las capitulaciones martiriales y de que sufrido un acto martirial que convierte necesariamente en confesor de la fe a quien siendo víctima de persecución y de un acto homicida quede en vida, afirmamos que la muerte del mártir depende de su victimario, y que del mismo aunque se derive un crimen frustrado, se cumplen las condiciones que garantizan el martirio,  ya que así fueren de haber sido consumado.

El martirio como antinomia del homicidio.

Así, como en una anterior tesis propusimos que el martirio y el ascetismo son antónimos del suicidio (Psicología del Martirio. VI CVP – Interpsiquis 2005) para rebatir el concepto erróneo que ha proliferado entre los profesionales de la salud sobre las bases de la teoría psicológica de Karl Menninger que los considera suicidios crónicos.

En este punto, confirmamos  que la sinonimia del homicidio es el suicidio partiendo de la base que el martirio es la antinomia de ambos porque el acto martirial es la acción encaminada a dar un testimonio de fe y no de cometer un crimen.

1.  El martirio de la víctima por no renunciar a defender su honor se opone al mandato del victimario, y se convierte en victimado.
2. El suicida renuncia a defender su honor, y sin rendir tributo a causa de fe alguna se inflinge a voluntad la muerte, convirtiéndose así en su 
propio victimario y homicida.

Conclusiones.

Las capitulaciones martiriales incluyen así en justicia y por razón una cláusula de excepción por la que una víctima de un acto martirial también pueda quedar en vida,  en calidad y resultado de que la persecución del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no varía la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado, cambia solamente el desenlace del acto criminal perpetrado que depende única y exclusivamente del homicida victimario.

La posición que defiende la Fundación Psicología y Cristianismo, incluso antes del fallecimiento de Karol Józef Wojtyla Kaczorowska, es que S.S. Juan Pablo II, fue mártir y confesor de la fe en vida como:

...Aquellos que tanto se habían esforzado por imitar a Cristo, "que teniendo la naturaleza divina nada usurpó a Dios al hacerse igual a Él", y que después de haber sido elevados a tanta gloria y de haber tolerado no uno que otro, sino tantos géneros de suplicios, que sabían lo que eran las fieras y la cárcel, que aun conservaban las llagas de las quemaduras y tenían los cuerpos cubiertos de cicatrices; aquellos hombres, pues, no osaban llamarse mártires, ni permitían que se lo llamaran. Si algunos de nosotros, por escrito o de palabra, se atrevía a llamárselo, le reprendían con severidad. Tal título de mártir sólo lo daban a Cristo, testigo verdadero y fiel, primogénito de los muertos, principio y autor de la vida divina.

También concedían este título a aquellos que habían muerto en la confesión de la fe. "Ellos ya son mártires, decían, porque Cristo ha recibido su confesión y la ha sellado como con su anillo. Nosotros sólo somos pobres y humildes confesores". Y con lágrimas en los ojos nos rogaban pidiéramos al Señor que también ellos pudieran un día alcanzar tan gran fin. Realmente mostraban tener valor verdaderamente de mártires al responder con tanta libertad y confianza a los gentiles, dando muestras de gran temple de alma. Rehusaban el nombre de mártires que les daban los hermanos, poseídos como estaban de temor de Dios, y se humillaban bajo su poderosa mano que tan alto les había elevado...

(Extracto de la Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles).

Sin embargo, atendiendo a nuestra intención que es siempre destacar que la persecución sufrida por "odium fidei" de los mártires cristianos, y no obstante, de no cumplirse la condición de muerte del mártir. Nos llevan a la conclusión, de que si se debe contemplar un acto de confesión de la fe como martirio este debe conllevar necesariamente la garantía que S.S. Juan Pablo II destaca en su Encíclica "Veritatis Splendor" sobre las tres características que definen al mártir, señala los siguientes rasgos fundamentales:

 1) la inviolabilidad de su orden moral como ser humano.

2) la dignidad de su persona a imagen y semejanza de Dios.

3) y el signo preclaro de su santidad en la Iglesia.

En definitiva, el Rvdo. P. Jacobo Wagner por cumplir con las condiciones impuestas por las capitulaciones martiriales, y S.S. Juan Pablo II por la cláusula de excepción, son desde nuestro punto de vista mártires de la Iglesia católica, apostólica y romana.

Apéndice.

Psicólogos cristianos señalan que Juan Pablo II es mártir por una cláusula de excepción

Fecha de publicación: 07/12/2005 16:49

Lugar: Barcelona

(VERITAS) La Fundación Psicología y Cristianismo afirma que el Papa Juan Pablo II es un mártir de la fe, además de confesor, por una cláusula de excepción de las capitulaciones martiriales, en la tesis que ha presentado para participar en el VI Congreso Internacional Virtual de Educación CIVE 2006.

Esa cláusula destaca que "una víctima de un acto martirial también puede quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecución del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no varía la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado".

Corresponsal de prensa : Patricia Navas. Agencia VERITAS AV05120710

1. Editor de L'Osservatore Romano afirma que Juan Pablo II fue "auténtico Papa mártir".

VATICANO, 28 Ago. 05 (ACI).- El editor del diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, afirmó el jueves que el Papa Juan Pablo II fue un "auténtico Papa mártir", a pesar de no haber fallecido en el atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981.

 Según informó la agencia Associated Press, Mario Agnes, editor del diario, señaló en una reunión de católicos que las piedras de la Plaza de San Pedro, donde cayó la sangre del Pontífice, deben ser preservadas pues se trata de la sangre de un "auténtico Papa mártir".

Desde que Benedicto XVI anunciara el 13 de mayo de este año el inicio del proceso de canonización de Juan Pablo II, han surgido muchas preguntas sobre si el querido Siervo de Dios debería ser o no declarado mártir. Hacerlo evitaría la necesidad de confirmar un milagro atribuido a su intercesión para su beatificación.

Algunos miembros de la curia vaticana rechazan esta hipótesis de declarar mártir a Juan Pablo II, ya que éste vivió 24 años más luego del atentado de 1981. También indican que otros candidatos para ser beatificados y canonizados también sufrieron enfermedades al final de sus vidas, y no por ello fueron declarados mártires.

 "Estas piedras de la Plaza de San Pedro sobre las que cayó la sangre de Juan Pablo II deben ser conservadas como un documento histórico, porque recibieron la sangre de un auténtico Papa mártir, herido en la plenitud de su vitalidad, víctima de un ataque", afirmó Agnes según informan ANSA y Apcom. "El hecho que no haya muerto (luego del atentado) no significa que no haya sido un mártir", agregó.

2. Texto extraído del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero Carranza titulado ¨Itinerario de Monseñor de Andrea.¨ El Obispo de Temnos murió el 23 de junio de 1960.

Testimonio de la Quema de las Iglesias.

¨Mussolini vivió enfrentado con Pío XII, quien lo obligó a poner fin a su persecución religiosa. Hitler, a su vez, fue impedido de llevar al extremo su plan de descristianización de Alemania por la guerra mundial que, causando su completa derrota, lo determinó a suicidarse en un sótano en Berlín. En cambio Perón no se ve contenido por nada ni por nadie.¨

¨Sus discursos toman a fines del año 1954, un carácter violentamente anticatólico. El Episcopado es insultado y amenazado. El clero no puede salir a la calle vestido con sotana. Manifestaciones peronistas llevan públicamente figuras de sacerdotes ahorcados¨.

¨El grito de ¡ Viva Perón !. Es acompañado ahora por el de ¡ Mueran los curas !. La enseñanza religiosa es suprimida en las escuelas. El divorcio absoluto es implantado. Algunos sacerdotes apóstatas tienen a su disposición las radios para diseminar especies injuriosas respecto de la Jerarquía Eclesiástica. Se piensa en constituir una Iglesia argentina nacional que no obedezca a las órdenes de la Santa Sede ni del Episcopado: algo así como un presbiterianismo criollo.¨

 ¨Tanto desmán, tanta calumnia, tantos manejos indignos contra la religión y la moral, producen una gran reacción en el catolicismo. Hasta quienes se habían comprometido más con el peronismo, abren al fin los ojos y comprenden qué tipo de hombre y que clase de régimen de gobierno están apoyando.¨

 ¨El episcopado se opone a la ley que abre las casas públicas y que establece el divorcio absoluto. Los sacerdotes predican desde el púlpito la resistencia a las leyes inmorales, y protestan indignados contra la campaña destinada a denigrar al clero.¨

 ¨Otro motivo más de controversia es el asunto de la U.E.S. (Unión de Estudiantes Secundarios).¨

 ¨Perón ha fundado una asociación deportiva para estudiantes secundarios de ambos sexos que él fomenta personalmente; y corre la voz de que en esta asociación ocurren muchas cosas de dudosa moralidad. En Córdoba el clero constituye una asociación estudiantil que se opone a la U.E.S., y alcanza mayor éxito que ella. Pero se siente agraviado como si las socias de la U.E.S fueran de su propiedad y amenaza con lanzar sus huestes contra las iglesias.¨

 ¨Llega el mes de junio de 1955, y la tensión entre Perón y el catolicismo alcanza un grado extremo y hace crisis con motivo de la procesión de Corpus-Christi proyectada el 11 de ese mismo mes. La Policía prohibe esa procesión, sin embargo ésta se efectúa con un éxito maravilloso. Todo Buenos Aires se vuelca en la Plaza de Mayo, y luego recorre la Avenida de Mayo hasta la Plaza del Congreso, en el mayor silencio. A ese desafío resuelve contestar con una canallada y una calumnia: hace quemar una bandera argentina y luego declara que esa felonía fue cometida por los católicos en la Plaza del Congreso, después de haberla arriado para hacer flamear en su lugar la bandera del Papa.¨

 ¨Cuando el Papa Pío XII, siendo aún el Eminentísimo Cardenal Eugenio Pacelli, estuvo en Buenos Aires con motivo del Congreso Eucarístico Internacional realizado en 1934, advirtiendo la estrecha unión de la Iglesia con nuestra patria, dijo que la religión católica se encontraba hasta tal punto entretejida con la historia nacional de la Argentina, que si alguno de sus gobernantes intentase separar la una de la otra, se vería obligado a desgarrar sus páginas más gloriosas, a borrar los nombres de sus héroes más ilustres, a suprimir la invocación a Dios en la Constitución y a quemar su bandera símbolo de todas sus glorias patrias. (Citado por el Dr. Manuel Río en su folleto titulado:S.S.Pío XII e la civilitá argentina, Roma, pág.11).

 ¨¡Palabras proféticas ¡. Veintiún años después, un Presidente argentino, en su loco afán de destruir la unión de la Iglesia con la Argentina, renegaba de nuestra historia patria, arrojaba lodo sobre nuestros próceres y ¡ hasta ordenaba quemar nuestra bandera para imputar ese delito a una manifestación católica¡¨.

 Con suma hipocresía el gobierno decreta actos oficiales para desagraviar la bandera ¨incendiada por los católicos¨. Y todas las reparticiones públicas, comenzando por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pliegan a esos pretendidos desagravios. Además Perón hace recorrer las calles porteñas por elementos de la Alianza Libertadora Nacionalista, los cuales son fascinerosos a sueldo que, dando gritos de ¡ Viva Perón! , ¡ mueran los oligarcas ¡, golpean y maltratan a hombres, mujeres, niños y ancianos para llevar el pánico a los enemigos del régimen y amedrentar a los opositores.

Las casas de estos son marcadas con pintura roja. Corre la voz de que el barrio norte será incendiado. Y se pretende asaltar la Catedral
durante la tarde del 12 de junio. Cuatrocientos jóvenes católicos acuden, completamente desarmados, para impedir con su presencia ese atropello. Ante la actitud valiente y decidida de esa juventud heroica, las bandas peronistas se detienen, limitándose a apedrear a los jóvenes que permanecen inmóviles en el atrio de la Catedral.

Un protestante, al ver ese espectáculo, cruza la calle Rivadavia y se une a los católicos, manifestando: Eso es una lucha entre la
civilización y la barbarie, y yo me pongo de lado de la civilización.

 ¨Como mucho son heridos por las piedras, los jóvenes resuelven entrar a la Iglesia Matriz y cerrar las puertas. Se hace presente la Policía,
pero no en defensa de los atacados sino de los atacantes. Y los cuatrocientos defensores de la Catedral son detenidos a las doce de la
noche y trasladados al Penal de Villa Devoto.¨

 ¨Otra venganza más de Perón es la de hacer encarcelar al Obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Manuel Tato, y al Canónigo de la Iglesia Catedral, Monseñor Ramón Novoa, acusándolos de haber promovido la manifestación del 11 de junio. El Dr. Manuel Río (actual Embajador argentino ante la Santa Sede) acude para defender profesionalmente a los dos acusados y es también detenido en el Departamento de Policía.

Sin permitir que se se despidan de sus parientes y sin dejarlos llevar más que lo puesto, los dos prelados son embarcados en un avión, rumbo desconocido. Felizmente el avión tiene que hacer escala en Lisboa, y los detenidos pueden bajar y trasladarse a Roma. Enterado Pío XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello. A su vez el Episcopado argentino publica una pastoral denunciando la persecución que sufre el catolicismo en general y el clero en particular.

El ambiente de terror y de inseguridad en que se vive va en aumento. La nueva Mazorca, es decir, los componentes de la Alianza Libertadora Nacionalista, recorren continuamente las calles en ¨jeep¨ cometiendo una serie de atropellos.¨

Un Día Trágico.

¨Llega entonces el día más trágico de nuestra Historia.¨

¨El 16 de junio de 1955, la Marina argentina, se lanza, valientemente, en contra del régimen de oprobio y opresión establecido en
nuestra patria. Vuelan sobre Buenos Aires los aviones de la Marina y bombardean la Casa Rosada. Pero no logran su objetivo: prevenido el tirano, ha tenido tiempo de huir y refugiarse en el Ministerio del Ejército. Desde allí busca su salvación ofreciendo a militares amigos todo cuanto le pidan. Y a fin de tener rehenes para cebar en ellos su venganza o para amenazar con su fusilamiento si los marinos continúan
bombardeando la ciudad, ordena encarcelar a todos los miembros del clero.¨

 ¨A las dos de la tarde, la Policía concurre a casa de Monseñor de Andrea y lo lleva detenido. Su sobrino, el presbítero Miguel Angel de Andrea, manifiesta que lo acompañará. Tío y sobrino detenidos en la Comisaría 3ª. Allí oyen como siguen cayendo bombas hasta que se produce un gran silencio. El Ejército no ha secundado aquel movimiento libertador y la Marina ha tenido que rendirse.¨

 ¨Monseñor continúa preso y, mientras permanece en la Comisaría, a las cinco de la tarde su iglesia que tanto ama, que ha cuidado con
tanto esmero y en la cual ha desempeñado su apostolado religioso y social en bien del pueblo durante cuarenta y tres años, es asaltada e
incendiada a vista y paciencia de la Policía y de los bomberos. Los bancos de la iglesia son amontonados por los asaltantes para hacer
con ellos una pira incendiaria; la sacristía completamente destruída. Junto con su archivo. Los tabernáculos son abiertos a hachazos; en el Altar Mayor, el Sagrario contiene un copón lleno de hostias consagradas, un asaltante tira las hostias dentro del Sagrario y roba el copón.¨

 ¨Esa misma tarde, otras Iglesias son igualmente asaltadas, saqueadas e incendiadas.¨

 ¨Buenos Aires nunca había presenciado, en sus cuatrocientos años de existencia, un espectáculo tan bochornoso. Jamás había visto
cometer los sacrilegios que ese día se realizaron impunemente con la ayuda y cooperación de un gobierno que en sus primeros años
había hecho gala de catolicismo. El Palacio Arzobispal y ocho iglesias son incendiadas por elementos peronistas¨.

 ¨El Palacio Arzobispal es el primero en sufrir el ataque de esos bandidos que no solo incendian el edificio y sus muebles, sino sus valiosos archivos donde estaban compendiados toda la historia de nuestra patria.¨

 ¨80.000 legajos, con sus documentos que remontaban al tiempo de la Colonia, son pastos de las llamas, las que destruyen puertas, ventanas, piso y techos, no quedando más que las vigas de hierro y trozos de paredes ennegrecidas por el humo.¨

 ¨La Catedral solo se salva porque allí se encuentra la tumba del General don José de San Martín, pero su sacristía es también saqueda y
luego incendiada, perdiéndose todo cuanto contenía.¨

 ¨San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicolás de Bari y las Victorias, son asaltadas, profanadas, saquedas e incendiadas.¨

 ¨Una de las iglesias que más sufre es precisamente, la que con mayor razón nunca debíó haber sido tocada por el Presidente de la República: San Francisco. Esta Iglesia ha sido la primera que se construyó en Buenos Aires. El solar que ocupa fue donado a los franciscanos por Don Juan de Garay. Y estos se distinguieron muy especialmente en su benéfica obra de evangelización a los indios y educación de los criollos.

Cuando llegó el momento de nuestra independencia y organización nacional, dió esa Orden patriotas tan distinguidos como Fray Cayetano Rodríguez y Fray Mamerto Esquiú. La Argentina tiene , pues, un agradecimiento muy grande con los hijos espirituales de "il poverello" de Asis.

Pero el Dictador antiargentino, que no ha respetado ni siquiera, la bandera de su patria, tampoco respetará ese solar histórico. Y en la noche del 16 de junio la Iglesia de San Francisco se convierte en una inmensa hoguera.

También son incendiadas, una a una, las celdas de los franciscanos. A mi me toca, como a tantos argentinos, ser testigo presencial de esa noche de horror. Primero contemplo el incendio de San Nicolás. Salen los asaltantes cubiertos con las casullas y llevando en sus manos los candelabros e incensarios.

La Policía los protege y los bomberos, instalados en la calle Santa Fe, con sus carros y sus mangueras, no se mueven. Las llamas
saliendo de las ventanas del despacho parroquial, lamen las paredes de las casas de departamentos vecinos. Una mujer se asoma a una ventana y grita: ¨¡ Se incendia mi casa ¡¨, pero los bomberos no se apresuran a usar las mangueras, y muy despacio, con desgano
premeditado, empiezan a lanzar agua.¨

 ¨Me avisan que los Padres Redentoristas de Las Victorias están tocando las campanas de su iglesia para pedir auxilio. Acudo allí
en seguida. Los asaltantes asustados huyen. Un amigo mío entra a la capilla superior, y un anciano redentorista que está rezando de rodillas,
creyendo que es un incendiario exclama: ¡ Basta de incendiar!¨.

¨El padre Wagner ha sido duramente golpeado por los asaltantes. Pocos días después muere a consecuencia de la conmoción sufrida.
El padre Baztán y el padre Leo permanecen en la Iglesia. Con ellos y los vecinos que han acudido, apagamos el fuego...¨

 ¨Me traslado a Plaza de Mayo. Arde aún el Palacio Arzobispal. Unos soldados duermen con placidez en un camión. El cielo está enrojecido por el resplandor de las llamas que envuelven la alta cúpula de San Francisco. Una multitud contempla en silencio la catástrofe. Más allá,
Santo Domingo, que ya no arde, es un agujero negro y ahumado. Frente a la Iglesia de San Ignacio. Gran cantidad de imágenes sagradas se encuentran en la vereda y en la calle.

 Todas han sido mutiladas. Hombres y mujeres les colocan flores y muchos, arrodillados, les rezan ¡ Espectáculo único en el mundo ¡.
Ni en la Rusia soviética habían sido incendiadas las iglesias ni mutiladas sus imágenes. Solamente en Madrid, durante la revolución
española, los rojos realizaron cosas parecidas.¨

 A las 4 de la madrugada del 17 de junio, Monseñor de Andrea y su sobrino reciben orden de prepararse para partir ¨a un largo viaje¨, sin decirles adonde se los llevan. Un camión celular de la policía los espera en la puerta de la comisaría. Es de aquellos que no tienen celdas particulares sino dos bancos corridos uno enfrente del otro. Desde las 4 hasta las 8, el camión da vueltas por Buenos Aires, deteniendo
varias veces su marcha en diversos lugares para hacer subir a más sacerdotes encarcelados. Allí suben, también dirigentes de diferentes sectores políticos.

 Esto es una verdadera unión democrática - comenta uno de ellos.

 ¨Después de andar un trecho, el camión se detiene. Se oye el ruido de una puerta que se abre. Han entrado en la cárcel de Villa Devoto.
En el Cuadro Nº1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuentan el Padre Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador,
el Padre Virgilio Filippo y el Obispo de la diócesis de San Nicolás, Monseñor Silvio Martínez, quien ha sido detenido con los Agustinos. En
una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Monseñor Gustavo J. Fanceschi.

 ¨Los vidrios del Cuadro se encuentran rotos, y el frío es intenso. Pero a ninguno le está permitido recibir abrigos.¨

 ¨Al enterarme que Monseñor de Andrea está preso en Villa Devoto, me traslado con el Dr. Esteban Ochoa. Pedimos entrar a visitar a Monseñor, y no nos dejan. Queremos dejarle ropa de abrigo que le llevábamos y nos dicen que no se puede entregarle nada. ¡ Caso
curioso ¡, ese 17 de junio nos empeñamos con el Dr.Ochoa en entrar en la cárcel de Villa Devoto y no lo conseguíamos. Tres meses
después,
cuando no lo deseamos, fuimos los dos detenidos y alli llevados en un camión celular.¨

 ¨En aquel 17 de junio, a la hora de almorzar, los carceleros llevan al Cuadro Nº 1 una gran olla, y a cada uno de los sacerdotes
presos se les da un plato y un panecito. Luego se le sirve sopa de fideos, pero no se les proporciona cucharas.Todos, incluso Monseñor, deben tomarlas a sorbos.¨

 ¨Los retretes no tienen puertas y están increiblemente sucios. Monseñor Franceschi increpa a un policía exclamando:

 He recorrido todo el mundo, he llegado a la India, y en ninguna parte he visto una iniquidad semejante. ¿ Sabe Ud. donde ocurrió algo
similar?. ¡ En Roma, en tiempos de Nerón!.

 ¨A la tarde se los traslada al Cuadro Nº 2, que no es mucho mejor. Todos tiritan de frío. A la noche de nuevo se le da un plato de
sopa con un panecito. Como alguien pide algo más de comer, se le reparte un panecito más a cada uno.¨

 A las 11 de la noche se les despierta sin decirles para qué y se los lleva a un salón de la Cárcel.

 Muchos creen que serán fusilados. Pero al fin se les comunica que van a ser puestos en libertad y que sólo fueron llevados a
Villa Devoto, ¡ para preservarlos de las iras del pueblo !.

 Monseñor de Andrea llega a casa de su sobrino. Allí lo encontré sereno y sonriente como siempre. Era, pocos días después, cuando
vuelve a su iglesia incendiada y semidestruída, ya no sonríe. Es el 29 de junio. La clausura a San Miguel ha sido levantada por la policía, y
Monseñor ha resuelto celebrar el día del Pontífice con una misa vespertina a las 19 horas.

 Un público extraordinario se congrega en la Iglesia. Media hora antes de la ceremonia el recinto está colmado. La gente desborda la calle Bartolomé Mitre y Suipacha. Cuando llega el Obispo de Temnos en un automóvil, la concurrencia lo aclama y lo saluda agitando sus
pañuelos. Con dificultad Monseñor penetra en la iglesia.

Al llegar frente al altar de Santa Teresita, avanza hasta el Altar Mayor de rodillas manteniendo esa actitud durante toda la ceremonia
religiosa. La misma es seguida con hondo recogimiento. Y es seguida no solo por quienes han podido entrar, sino también por las
numerosas personas que han quedado afuera. Un jóven ha trepado por la puerta de hierro y, sosteniéndose sobre el basamento de
una de las columnas del frente, dirige desde allí los rezos y los cánticos.

Cuando termina la Misa, y aquel jóven comunica que Monseñor va a hablar, todo el mundo guarda silencio. El Obispo de Temnos expresa
que, como desagravio a los sucesos registrados el 16 de junio, llevará en adelante luto no sólo en su espíritu, sino también en su cuerpo.
Por tanto renuncia a los ornamentos morados y a la capa de seda de su investidura episcopal para usar, en adelante, el sencillo traje telar...

Palabras Clave.

Carisma : don de Dios, gracia y gratuidad ( = jarisma).

Laico : La Iglesia primitiva heredera de la tradición judía, llamaría ¨laico¨ ( = pueblo) a los miembros de su comunidad ( = koinonía) que
con los siglos ha adoptado el significado de ¨secular¨ ( = seglar ) porque permanece en el tiempo.

Martirio :  El término “martirio” o “testimonio” tiene su raíz "mártir" en griego y significa "testigo".

Parresía :  En griego antiguo de donde deriva también el término latino, la “parresía” designa la “libertad de expresión”.

Bibliografía.

Obras generales.

  • Amenós, J. M. –  Correa, M. A. – Mandingorra, J. Psicología del Martirio : I. El testimonio de fe del s. I - IV en el Imperio Romano.
    II.  Los mártires cristianos del s. XX en la II Guerra Mundial. VI CVP - Congreso Virtual de Psiquiatría : Interpsiquis 2005.
  • Arnaudo, Florencio José. El año en que se quemaron las iglesias. Editorial Pleamar. Buenos Aires. 1955.
  • Benítez, Hernán. La aristocracia frente a la Revolución. Buenos Aires. 1955.
  • Bonamín, Victorio (Mons.). El Claroscuro de la Religiosidad Argentina. Buenos Aires. 1964.
  • Carrére Cadirant, Gustavo. Primera persecución religiosa en la República Argentina. Revista nº 97-ARBIL. España. 2005.
  • Confalonieri, Orestes. Perón contra Perón. Buenos Aires. 1956.
  • Corbin, F. – Millet, J.L. – Comes, M. El Cristianismo en el mundo de hoy. López Mezquida Editor (ECIR), Valencia. 1977.
  • Furlong - S.J., Guillermo. La Tradición Religiosa en la Escuela Argentina. Ediciones Teoría. Buenos Aires. 1957.
  • Iraburu, José María. El martirio de Cristo y los cristianos. EDIBESA. Madrid. 2003.
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  • Röttjer, Aníbal. La Escuela argentina. Editorial Catalina. Buenos Aires. 1959.
  • Sánchez Gamarra - C. SS. R., Alfredo. Alma de Mártir. Buenos Aires. 1956.
  • Sánchez Sorondo, Marcelo. La Revolución que Anunciamos. Ed. Nueva Política. Buenos Aires. 1945.
  • Documentación.
  • Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles (Actas selectas de los mártires. Ed. Apostolado Mariano. Sevilla. 1991).
  • Encíclica "Veritatis Splendor” de S.S. Juan Pablo II a todos los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunas cuestiones
    fundamentales de la Enseñanza Moral de la Iglesia. Ciudad del Vaticano, 6 agosto 1993.
  • Discurso de S.S. Benedicto XVI (19.08.2005) en la Sinagoga de Colonia (Alemania) con ocasión de la Jornada Mundial de
    la Juventud (18-21 agosto 2005) en el 60º aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis y 40° aniversario de la promulgación de la Declaración "Nostra aetate", del Concilio Ecuménico Vaticano II.

Autores:

Gustavo Carrére Cadirant.
Licenciado en Ciencias de la Educación. Historiador e investigador. Asesor pedagógico. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.

José María Amenós Vidal.
Psicólogo Clínico y Social (docencia e investigación desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (España).
Miembro Fundador y Administrador FPC.


[1] Mons. Bonamín, Victorio: “El Claroscuro de la Religiosidad Argentina”. Buenos Aires. 1964. Pág. 23

[2] Contralmirante Tessaire, Alberto. Declaraciones del Ex Vicepresidente el 4 de octubre de 1955.

[3] PERÓN, Juan Domingo (19/02/1946). Diario “La Tribuna”.

[4] BENÍTEZ, Hernán (1955). La aristocracia frente a la Revolución. Pág. 368.

[5] LAGUZZI, Carlos (1948). La educación en el Plan de Gobierno, en Hechos e Ideas. N° 55.

[6] MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN (1950). Dirección General de Instrucción Religiosa. Programas de
Religión católica. Pág. 4.

[7] LA NACIÓN (21/03/1955).

[8] CONFALONIERI, Orestes (1956). Perón contra Perón. Pág. 337.

[9] BADANELLI, Pedro (1959). Perón, la Iglesia y un cura. Pág. 87.

[10] CONFALONIERI, Orestes. Op. Cit. Pág. 339.

[11] Ibídem.  Pág. 339.

[12] Ibídem. Pág. 340.

[13] SUÁREZ, Matías. Op. Cit Pág. 211.

[14] ROTTJER, Aníbal. Op. Cit. Pág. 326.

[15] BADANELLI, Pedro. Op. Cit. Pág. 79.

[16] BADANELLI, Pedro. Op. Cit. Pág. 80.

[17] Texto extraído del libro «Los Panfletos» su aporte a la Revolución Libertadora. Editorial Itinerarium Buenos Aires, Dic. 1955

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