La experiencia
nos ha enseñado que la terapéutica psicoanalítica
-la liberación de alguno de los síntomas neuróticos,
inhibiciones y anormalidades del carácter- es un asunto que
consume mucho tiempo. Por ello ya desde el principio se han hecho
intentos para abreviar la duración del análisis. Tales
intentos no requieren justificación y es evidente que se
basan en imperativas consideraciones de razón y de conveniencia.
Pero probablemente se hallaba latente en ellos un trasunto de la
impaciente curiosidad con la que la ciencia médica de los
primeros días consideraba a las neurosis, pensando que eran
la consecuencia
de invisibles heridas. Y si era necesario atenderlas, había
que hacerlo lo más rápidamente posible.
Un intento especialmente enérgico en esta dirección
fue realizado por Otto Rank a partir de su libro EI trauma del nacimiento
(1924). Este autor suponía que la verdadera fuente de las
neurosis es el acto del nacimiento, ya que éste Ileva consigo
la posibilidad de que una «fijación primaria»
del niño hacia la madre no sea superada y persista como una
«represión primaria». Rank esperaba que si este
trauma primario era tratado en un subsiguiente análisis,
la neurosis podría quedar completamente resuelta. Así,
esta pequeña parte del trabajo analítico ahorraría
la necesidad del resto. Y esto podía realizarse en pocos
meses. Es indiscutible que el argumento de Rank era prometedor e
ingenioso, pero no resistió la prueba de un examen crítico.
Más bien fue un producto de su tiempo, concebido bajo la
presión del contraste entre la miseria de la postguerra en
Europa y la prosperity de América, y diseñado para
adaptar el tempo de la terapéutica analítica a la
prisa de la vida americana. No hemos oído mucho acerca de
lo que ha conseguido la innovación de Rank en casos de enfermedad.
Probablemente no más que si una brigada de bomberos, llamada
para acudir a una casa en llamas a consecuencia de la caída
de una lámpara de aceite, se conformase con retirar la lámpara
de la habitación en que se inició el fuego. No hay
duda
de que por este medio se hubiesen abreviado considerablemente las
actividades de los bomberos. La teoría y la práctica
del experimento de Rank son cosas que pertenecen al pasado, lo mismo
que la propia prosperidad americana.
continua
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